• El deshielo de este año es el tercero más intenso desde que se toman datos, tras el 2007 y el 2008
• «Estamos acelerando hacia el abismo», advierte Ban Ki-moon tras regresar de una visita al Ártico
El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, pidió ayer que el tratado que sustituya al protocolo de Kioto sea ambicioso en sus objetivos y cuente con el mayor respaldo posible porque, de lo contrario, nos encaminamos hacia «un desastre económico mundial». «Pagaremos un precio muy alto si no actuamos rápido», afirmó ayer con la vista puesta en la próxima cumbre de Copenhague. Los motores ya se han puesto en marcha: en la capital danesa debe aprobarse en diciembre el tratado que defina la lucha contra el cambio climático en las décadas venideras. En definitiva, el Kioto 2. «El mundo no puede permitirse un nuevo fracaso», afirmó el secretario general.
Ban efectuó estas declaraciones ante los delegados de 155 países que asistían a la tercera Conferencia Mundial sobre el Clima, un foro de expertos que se celebra en Ginebra, pero su parlamento fue esencialmente político. Y en él estuvo presente sin dudas una experiencia impactante: una visita, a principios de semana, a la base de Ny Ålesund, en el Ártico noruego, donde pudo conocer in situ los progresos del deshielo. Luego visitó la Bóveda Global de Longyearbyen, donde se conservan millones de semillas en previsión de un cataclismo planetario. «El Ártico, que se está calentando más rápido que cualquier otro lugar en la Tierra, podría quedarse sin hielo para el 2030», dijo. Al menos, en verano.
PREVISIÓN DE ESTE AÑO
El deshielo de la banquisa boreal, la capa de hielo que cubre los mares árticos, volverá a alcanzar este año resultados muy negativos, pero no llegará a los mínimos dramáticos de septiembre del 2007. Posiblemente, ni siquiera a los del 2008. Para regocijo de los críticos del cambio climático, ni el polo Norte quedará expedito de hielo ni tampoco se abrirán las rutas de navegación transoceánicas, pero eso no significa que la situación esté volviendo a la normalidad de décadas pasadas. De hecho, ahora hay dos millones de kilómetros cuadrados de hielo menos que hace 20 años.
Al margen de la extensión cubierta por el hielo, un dato muy preocupante es la edad y el grosor de la propia banquisa. Un reciente estudio de la Universidad de Colorado, por ejemplo, mostraba que las zonas con hielos antiguos, que nunca se han derretido en los últimos años, se limitan a las costas septentrionales del Ártico canadiense. El resto eran solo hielos estacionales.
El secretario general de la ONU pareció apoyar a las potencias emergentes cuando dijo que los países ricos «deben considerar su responsabilidad histórica» en el problema. De hecho, China y la India sostienen que los acuerdos no solo tengan en cuenta las emisiones de dióxido de carbono desde los años 90, como se hace ahora, sino también las de décadas anteriores. Asimismo, Ban pidió a los países ricos que aporten a los que no lo son la financiación y la tecnología que necesitan para adaptarse a las consecuencias del cambio climático. Por su parte, a los países emergentes les emplazó a sumarse al esfuerzo reductor, aunque reconoció que por el momento no se ha observado una clara voluntad política en este terreno.
NIVEL DEL MAR
«Nuestro pie está puesto en el acelerador y nos dirigimos al abismo». El secretario de la ONU relató también otros peligros a los que se enfrenta la humanidad, encabezados por el aumento del nivel del mar, «que podría oscilar entre 50 y 200 centímetros de aquí a finales de siglo». En cualquier caso, su previsión fue mucho peor que la cifra proyectada en el 2007 por el grupo de expertos de la propia ONU, que iba de 18 a 59 centímetros. Ban aludió asimismo al peligro de que se intensifiquen las sequías y las inundaciones.
«Pese a las pruebas, pese a la ciencia, nos enfrentamos aún a la inercia –acabó Ban en referencia a la cita de Copenhague–. No podemos permitirnos un progreso limitado [contra el calentamiento]. Necesitamos un progreso rápido».
• «Estamos acelerando hacia el abismo», advierte Ban Ki-moon tras regresar de una visita al Ártico
El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, pidió ayer que el tratado que sustituya al protocolo de Kioto sea ambicioso en sus objetivos y cuente con el mayor respaldo posible porque, de lo contrario, nos encaminamos hacia «un desastre económico mundial». «Pagaremos un precio muy alto si no actuamos rápido», afirmó ayer con la vista puesta en la próxima cumbre de Copenhague. Los motores ya se han puesto en marcha: en la capital danesa debe aprobarse en diciembre el tratado que defina la lucha contra el cambio climático en las décadas venideras. En definitiva, el Kioto 2. «El mundo no puede permitirse un nuevo fracaso», afirmó el secretario general.
Ban efectuó estas declaraciones ante los delegados de 155 países que asistían a la tercera Conferencia Mundial sobre el Clima, un foro de expertos que se celebra en Ginebra, pero su parlamento fue esencialmente político. Y en él estuvo presente sin dudas una experiencia impactante: una visita, a principios de semana, a la base de Ny Ålesund, en el Ártico noruego, donde pudo conocer in situ los progresos del deshielo. Luego visitó la Bóveda Global de Longyearbyen, donde se conservan millones de semillas en previsión de un cataclismo planetario. «El Ártico, que se está calentando más rápido que cualquier otro lugar en la Tierra, podría quedarse sin hielo para el 2030», dijo. Al menos, en verano.
PREVISIÓN DE ESTE AÑO
El deshielo de la banquisa boreal, la capa de hielo que cubre los mares árticos, volverá a alcanzar este año resultados muy negativos, pero no llegará a los mínimos dramáticos de septiembre del 2007. Posiblemente, ni siquiera a los del 2008. Para regocijo de los críticos del cambio climático, ni el polo Norte quedará expedito de hielo ni tampoco se abrirán las rutas de navegación transoceánicas, pero eso no significa que la situación esté volviendo a la normalidad de décadas pasadas. De hecho, ahora hay dos millones de kilómetros cuadrados de hielo menos que hace 20 años.
Al margen de la extensión cubierta por el hielo, un dato muy preocupante es la edad y el grosor de la propia banquisa. Un reciente estudio de la Universidad de Colorado, por ejemplo, mostraba que las zonas con hielos antiguos, que nunca se han derretido en los últimos años, se limitan a las costas septentrionales del Ártico canadiense. El resto eran solo hielos estacionales.
El secretario general de la ONU pareció apoyar a las potencias emergentes cuando dijo que los países ricos «deben considerar su responsabilidad histórica» en el problema. De hecho, China y la India sostienen que los acuerdos no solo tengan en cuenta las emisiones de dióxido de carbono desde los años 90, como se hace ahora, sino también las de décadas anteriores. Asimismo, Ban pidió a los países ricos que aporten a los que no lo son la financiación y la tecnología que necesitan para adaptarse a las consecuencias del cambio climático. Por su parte, a los países emergentes les emplazó a sumarse al esfuerzo reductor, aunque reconoció que por el momento no se ha observado una clara voluntad política en este terreno.
NIVEL DEL MAR
«Nuestro pie está puesto en el acelerador y nos dirigimos al abismo». El secretario de la ONU relató también otros peligros a los que se enfrenta la humanidad, encabezados por el aumento del nivel del mar, «que podría oscilar entre 50 y 200 centímetros de aquí a finales de siglo». En cualquier caso, su previsión fue mucho peor que la cifra proyectada en el 2007 por el grupo de expertos de la propia ONU, que iba de 18 a 59 centímetros. Ban aludió asimismo al peligro de que se intensifiquen las sequías y las inundaciones.
«Pese a las pruebas, pese a la ciencia, nos enfrentamos aún a la inercia –acabó Ban en referencia a la cita de Copenhague–. No podemos permitirnos un progreso limitado [contra el calentamiento]. Necesitamos un progreso rápido».
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